KANT A LA SALIDA DEL INSTITUTO:
Yo: Tengo que contarte lo del otro día, se volvió a liar al salir del insti...
Kant: ¿Cómo que se volvió a liar?
Yo: Pero yo no tuve culpa ninguna ¿eh?, ¡yo no hice nada!
Kant: ¿Pero que ocurrió?
Yo: Pues lo de siempre...otra pelea más. Como siempre, algunos se tienen ganas y un colega se dio con otro tío.
Kant: ¿Y dices que tú no interviniste?
Yo: ¡Te lo juro!
Kant: ¡Y estarás tan orgulloso!
Yo: ¡Claro! Pues menuda bronca les va a caer...
Kant: Pues a mi el que no hagas nada me parece inmoral...
Yo: ¿Inmoral? ¡Práctico! Y encima he evitado llevarme un golpe, que no veas como repartían...
Kant: No se trata de ser práctico, se trata de cumplir con tu deber. Tú, como los demás no podéis contemplar imposibles día tras día esas acciones y no hacer nada por miedo a castigos o represalias, tenéis que intervenir porque es vuestro deber como compañeros.
Yo: ¡Qué cachondo! ¿Y cómo intervengo? ¿Me uno al más fuerte y así recibo menos golpes?
Kant: ¡No te hagas el gracioso Abel! Así evitarás más daños desde luego, pero lo harías tú.
En serio, hay que hacer algo, intenta separarles, procura hablar con ellos antes de que ocurra, convence al resto para que en vez de animar o mirar te ayuden a mediar, avisa a personas responsables como los profesores...
Yo: ¿Y si salgo perjudicado?
Kant: No se trata de sacar ningún beneficio en lo que te estoy proponiendo, sino una gran satisfacción porque has cumplido con tu deber por el simple hecho de hacerlo.
Además ponte por un momento que eres uno de los chicos de la pelea...¿No te gustaría que que tus amigos hicieran todo lo posible para evitarla?
Yo: Madre mía Kant, menuda charla me estás dando, ¡eres peor que mi padre!
Kant: Pues ya sabes, piénsalo y actúa como te gustaría que actuaran contigo.